El agua, elemento indispensable para tener una buena salud
El agua (del latín aqua) es una sustancia cuya molécula está formada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno (H2O). El agua es esencial para la mayoría de las formas de vida conocidas por el hombre, incluida la nuestra, se entenderá entonces lo importante que es estar bien hidratado.
Si tenemos en cuenta que nuestro cuerpo (en un adulto) está compuesto en aproximadamente un 70% de agua, es fácil comprender por qué la hidratación es una acción sumamente importante para mantener un buen estado de salud.
En condiciones normales, un ser humano cada día pierde unos dos litros de agua entre el sudor, la respiración, la orina y las defecaciones, y estos dos litros deben ser recuperados cada día, ya sea ingiriendo agua, refrescos, fruta, alimentos acuosos, etc. Lo lamentable y triste es que el agua está al alcance de nuestra mano, en cada una de las casas, siempre existe un grifo del que poder beber, pero aun así, la mayoría de las personas del primer mundo, sufren de lo que se suele denominar “deshidratación crónica” ya que no beben el líquido suficiente. Este problema tan extendido (y paradójico) en nuestra sociedad de hoy día, se podría solucionar tan solo bebiendo un poco más de agua a diario, y me estoy refiriendo al agua en su estado puro, no a los refrescos que la industria alimenticia pone a nuestro alcance y que día a día son mas populares. Ha llegado un punto en el que la gente de la ciudad se «hidrata» a base de refrescos, porque el agua «son para las ranas» o porque «no son peces», pero ¿alguien se ha preguntado lo que ocurre cuando uno ingiere, por ejemplo, un refresco de cola?, por ejemplo, el típico día de verano, que llegamos a casa de la calle sudorosos por el calor reinante, vamos al frigorífico, lo abrimos y agarramos esa lata de cola, notamos su frescor en las manos, la abrimos y como estamos secos, vaciamos el contenido de la lata por nuestro gaznate, pues bien, la cosa a partir de ese momento va así:
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- A los 10 minutos de haber tomado la lata de cola, hemos introducido en nuestro organismo la cantidad de 35 gramos de azúcar, que gracias al ácido fosfórico que corta el sabor tan dulce, te permite tomarla sin vomitar. Parece poco, pero si tenemos en cuenta que un adulto tiene una necesidad de uno 90 gramos diarios de azúcar, acabamos de ingerir más del 33% del azúcar necesario en un día… y un azúcar de la peor calidad, el azúcar refinado, pero la cosa no acaba aquí.
- A los 20 minutos, se produce una subida espectacular de la insulina debida a la gran cantidad de azúcar ingerido, el hígado responde a esta subida convirtiendo rápidamente el azúcar en grasa, es por eso que esta bebida no la pueden tomar ni gente que quiera adelgazar, ni gente diabética por supuesto.
- A los 40 minutos, toda la cafeína presente en el refresco de cola ha sido absorbida, la cafeína es un estimulante del Sistema Nervioso Central que produce la inhibición de los receptores de adenosina, esto hace que te “despejes” y no te permite dormirte. Además se produce midriasis (dilatación) de las pupilas y aumenta la presión sanguínea, es de suponer, que este tipo de bebida no es apta para hipertensos.
- A los 45 minutos se produce un aumento enorme de la dopamina en el cerebro que se trata de una hormona que estimula el «centro del placer» en el cerebro. Se sospecha además que el efecto de la dopamina es el que produce la dependencia a la cafeína. La heroína produce el mismo efecto. Ésta no es la única similitud que comparten el azúcar y las drogas. El azúcar también puede provocar dependencia, hasta tal punto que un estudio ha demostrado que el azúcar es más adictivo que la cocaína. No es casualidad que el «adicto» que se dispone a beber su bebida de cola se encuentre tan nervioso como un drogadicto.
- A los 60 minutos el ácido fosfórico forma complejos con el calcio, el zinc y el magnesio y no permite su absorción en el intestino, sin contar que el azúcar refinado (el que llevan los refrescos de cola), acidifican la sangre y agota las reservas de cromo cuando el cuerpo trata de metabolizar y eliminar el azúcar blanco. Como las reservas de cromo almacenadas se agotan, no habrá suficiente para permitir a la insulina que esté disponible trabajar (es por esta razón que muchas personas que están siendo mal diagnosticadas como diabéticas y tal vez sólo son deficientes en cromo). Incluso si la insulina está presente, no puede operar en azúcares sin el cromo como un co-factor. El azúcar también provoca la osteoporosis, porque para que el calcio sea utilizado por las células, debe haber una cantidad adecuada de fósforo en la sangre. Sin la proporción correcta de calcio y fósforo, el calcio no puede ser usado para formar huesos pasando a ser nocivo, precipitando la formación de piedras en la vesícula biliar, los riñones y el hígado. El azúcar también agota nuestras reservas de fósforo, además, el ácido fosfórico que contiene el refresco altera aún más el balance de fósforo. Sin la forma adecuada de calcio en la sangre, el cuerpo toma calcio de los huesos y los dientes, con lo que no sólo no permite que repongamos nuestros huesos, sino que además aún los debilita más. A todo esto, hemos de añadir que debido a las propiedades diuréticas de la cafeína se va a producir la evacuación del magnesio, zinc y del calcio que estaban dirigidos a tus huesos, así como los electrolítos, sodio y agua. Y para acabarlo de rematar, también se va a producir el llamado bajón de azúcar, es en este momento cuando «la chispa de la vida» desaparece y te puedes volver irritable, lento o perezoso. También se produce un bajón de la cafeína que se producirá antes en los fumadores.
Resumiendo, a los 60 minutos de haber ingerido esa lata de refresco, mas que hidratarnos nos hemos deshidratando aún más y desmineralizado, sintiendo la necesidad de consumir una nueva lata de refresco, que lejos de «hidratarnos» como dice el anuncio, nos «deshidrata» y nos «desmineraliza»… ¿curioso no?.
Cómo nos afecta la deshidratación?
El cerebro humano, está compuesto de un 95 % de agua, la sangre de un 82%, y los pulmones de un 90% de agua, como se puede ver, órganos y tejidos vitales para la vida, tienen un alto contenido en agua. Es por ello, que apenas una disminución de un 2% en la composición de nuestro cuerpo puede causar ya los primeros síntomas de deshidratación, como son la perdida momentánea de la memoria, problemas con las matemáticas, dificultad en enfocar la mirada en objetos o letras pequeñas, etc…
Un déficit de agua del 4% acarrea dolores de cabeza, irritabilidad, somnolencia y graves dificultades de concentración. Si alcanzamos un 10% de pérdida de peso corporal debido a la deshidratación, podemos perder la vida.
Como lubricante
El agua se comporta como un lubricante en casi todos los procesos del cuerpo, sobre todo en la digestión. Ya en la boca, la propia saliva ayuda a masticar y a deglutir el alimento, de modo que se asegure un buen deslizamiento por el esófago. El agua también lubrica las articulaciones y los cartílagos de forma que nos movamos con menos rigidez y de manera más fluida (el líquido sinovial, que es el «engrase» de nuestras articulaciones es mayoritariamente agua).
Cuando una persona no acostumbra a beber todo el agua que necesita, el agua se aleja de las articulaciones para regar otras zonas del cuerpo más importantes, dejando una mayor fricción que puede ser causa de dolor y conducir a lesiones y a artritis.
Los ojos también, necesitan una continua hidratación a través de los parpados, y es por ello que parpadeamos una media de entre 15 y 20 veces por minuto, para tener el ojo bien lubricado.
Como regulador de temperatura
Nuestros cuerpo pueden regular la temperatura por medio del agua. El exceso de calor puede disiparse por medio de la sudoración de la piel. La sangre a su vez, abandona los capilares cercanos a la piel de modo que la parte externa de nuestra epidermis se conserve fresca.
El agua elimina las toxinas del cuerpo
El agua también es un potente eliminador de toxinas. Ya sea a través del sudor o de la orina, el agua ayuda a reducir las toxinas que se acumulan en nuestro cuerpo. A su vez, el agua ayuda a prevenir el estreñimiento y mejora los movimientos intestinales de modo que los desechos puedan eliminarse de manera más efectiva. En casos de deshidratación, los desechos se acumulan durante más tiempo, lo que puede dar lugar a envenenamiento de la sangre y por ende, de todo el cuerpo, lo que supone dolores de cabeza, enfermedades renales y de hígado…etc.
Importancia del agua como trasporte de nutrientes
La sangre y los pulmones albergan un 92% de agua. Su función primordial es la de transportar nutrientes y oxígeno al resto de células del ser humano. Estos nutrientes se disuelven en agua y pueden pasar a través de los capilares. En los pulmones, se transporta el oxígeno y en las paredes del intestino se captan los nutrientes provenientes de la digestión.
El agua como salud
Un mantenimiento diario del agua que consumimos puede ser un papel clave en la prevención de enfermedades. Por ejemplo, beber 8 vasos de agua al día, en caso de no tomar frutas y otros alimentos acuosos, puede reducir el riesgo de cáncer de colon en un 45 % y el de vejiga en un 50%. El agua puede también ser beneficiosa en la prevención y cura de muchos tipos de enfermedades y dolencias que afectan a muchos sistemas del ser humano.
Dado que el agua es un componente tan importante para nuestra fisiología, debemos tener en cuenta tanto la cantidad como la calidad del agua que tomamos. El agua debe ser siempre potable, limpia, libre de contaminantes. Pero no todo es beber agua, recuerda que para mejorar su salud, conviene el ejercicio regular, una alimentación sana y equilibrada y una actitud positiva ante la vida. Te sorprendería de la propia capacidad natural que tiene el ser humano para curarse a sí mismo, así que empieza a ayudarte a ti mismo, brindemos por nuestra salud con un gran vaso de agua!!!
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